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viernes, 18 de enero de 2013

La Ira afecta al Corazón




La idea de que los estados mentales pueden afectar en algo a la salud es relativamente nueva en la  ciencia, por ejemplo, no hay estudios de los efectos de la codicia sobre la salud, porque esta no se considera un problema o una patología en Occidente.  No obstante, existe una gran cantidad de  datos acerca de las emociones ordinarias y la salud.
El primer estado de la mente que nos puede afectar es la ira.  El doctor  John Barefoot, de la universidad de Carolina del Norte, hizo pruebas con personas que tenían síntomas de enfermedades cardíacas potencialmente serias.
Cuando esas personas fueron a someterse a los procedimientos para medir el grado de obturación de sus arterias, se les hizo una prueba psicológica para ver hasta qué punto solían estar enfadadas.  Por ejemplo, se les pidió que respondieran con qué frecuencia gritaban a sus hijos.
 El índice de obstrucción más bajo se halló en el grupo que tenía menos ira y las personas que eran más coléricas padecían mayor obstrucción.  Ahora bien, esto no prueba que la ira bloquea las
arterias, porque puede haber un tercer factor que cause tanto la ira como la obstrucción.
En un estudio que empezó a mediados de los cincuenta se hicieron pruebas a un grupo de estudiantes de medicina que fueron clasificados entre hostiles crónicos y no hostiles.  Cuando Williams les siguió la pista, veinte años después, solo habían muerto 3 de los 136 que no
fueron clasificados entre los más hostiles.
Entre  los del grupo de los hostiles habían fallecido 16, por lo que es un factor que parece potenciar en gran manera el riesgo de muerte. Lo más interesante es que la mayor parte de los fallecimientos entre los coléricos tuvo lugar antes de los 50 años: los iracundos parece
que mueren más jóvenes.
Los investigadores de la facultad de medicina de Harvard han descubierto que la emoción más común en las dos horas  precedentes a un ataque al corazón grave era la ira.  Una vez se desarrolla una enfermedad cardiaca, la ira parece ser particularmente letal.
A las personas que hayan padecido un ataque cardiaco, un ataque de cólera puede hacerles  disminuir la eficacia del bombeo en un 7% o más, lo que para los cardiólogos supone un descenso peligroso en el flujo de sangre al corazón.
En estudios realizados en las universidades de Stanford y Yale, las personas que ya habían sufrido un ataque cardiaco y que se excitaban fácilmente, tenían dos o tres veces más posibilidades que otros pacientes de morir de otro ataque al corazón, en el plazo de unas décadas.
En conclusión podemos deducir que si somos víctimas frecuentes de manifestaciones de ira en nuestra conducta, podemos ser más susceptibles de padecer enfermedades cardíacas tales como la obstrucción de arterias y consecuentemente un posible infarto al corazón, así que de nuestra actitud depende en gran parte nuestra salud.

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