En febrero de 2009, el presidente de la Sociedad Venezolana de Pediatría y Puericultura, Huníades Urbina, declaró que “de los 600 mil embarazos registrados anualmente en Venezuela, 120 mil partos corresponden a niñas y jóvenes, cifra que pone a nuestro país en el primer lugar de embarazos en adolescentes de América Latina”.
Hoy en día, según los especialistas, la tasa de embarazo en nuestros adolescentes sigue en aumento; por esta razón, urge la necesidad de plantearse soluciones efectivas.
Esta situación no sólo se observa en Venezuela, sino también en toda Latinoamérica según se reporta en el Informe titulado Reproducción adolescente y desigualdades en América Latina y el Caribe: un llamado a la reflexión y la acción, elaborado por la Organización Iberoamericana de Juventud (OIJ) a finales de enero de 2010, en conjunto con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA).
El estudio recalca que Latinoamérica es la única región del mundo en la que, en los últimos 30 años, ha aumentado el promedio de maternidad juvenil -incluso más que en África-, y que por cada mil embarazos que registra 73.1 se dan en jóvenes entre 15 y 19 años de edad; lo que quiere decir casi el doble de la tasa de fecundidad mundial, que asciende a 48.6 adolescentes por cada mil embarazos, y casi el triple de la tasa europea, que se ubica en 28.9 por cada mil.
Aunque el análisis no puntualiza las cifras por nación, una revisión que data del año 2002 de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), fundamentada en la United Nations Population Division, “World Population Prospects”, señalaba que del total de embarazos por países de América del Sur –incluyendo a México-, Venezuela tenía un porcentaje de evolución del 20,5%, en el índice de embarazos en adolescentes de 15 a 19 años de edad, superior al de países tan grandes como Brasil, que se ubicaba en 18%; y otros como Colombia, 16%; Uruguay, con el 15,8%; México y Ecuador, ambos con el 14,5%.
Ocho años después de estas estadísticas, en la práctica pareciera que ya la realidad es otra: “El número de embarazos en adolescentes sigue creciendo en Venezuela por lo que observamos en nuestra consulta médica diaria, donde atendemos a niñas de 12 años de edad que ya son madres.
Esta situación es alarmante y por ello la abordamos en el reciente Congreso de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Venezuela (SOGV)”, comentó la Dra. Jenny Álvarez, Gineco-obstetra Adjunto al Servicio de Ginecología del Hospital Clínico de Caracas y Asesor Médico de Laboratorios Letifem –línea de productos farmacéuticos dirigidos a la mujer que forma parte del Grupo de Empresas Leti- .
En el referido evento médico, la Dra. Álvarez enfatizó que el embarazo no deseado en adolescentes pone en riesgo la vida de la pequeña madre debido a que su organismo todavía no está preparado para dar vida a otro ser.
“En algunos casos no se alimentan; por esta razón, pierden vitaminas, llegan a estados de desnutrición que ponen en riesgo su salud y la del bebé.
Por otro lado, las madres adolescentes dejan las clases, deben trabajar desde temprana edad para mantener a su hijo y sienten que sus sueños son difíciles de cumplir”, aclaró la Dra. Álvarez. También explicó que otro de los hechos que se relaciona con el embarazo precoz es el aborto.
“Las adolescentes, en búsqueda de una alternativa para solucionar su situación, se practican abortos ilegales, que pueden dañar su aparato reproductivo o hasta causarles la muerte”.
Embarazo en adolescentes es igual a pobreza De acuerdo con la OIJ, existe una fuerte relación entre pobreza y riesgo de embarazo en adolescentes.
“La mayoría de estas jóvenes son de bajos recursos, además no reciben una instrucción adecuada sobre educación sexual, no sólo en el colegio sino también en el hogar.
Sus padres pocas veces les enseñan qué riesgos correrían si salen embarazadas a temprana edad o cómo complicaría su futuro y, en muchos casos, rechazan el uso de métodos para evitar la concepción”, comentó la Dra. Álvarez.
Paralelamente, una parte significativa de las parejas que deciden iniciar precozmente su vida sexual, no adquiere métodos de anticoncepción, como por ejemplo píldoras orales, por considerarlas muy costosas.
Esta situación real, agudizada no sólo por factores económicos del país sino también por el déficit de enseñanza, impulsa a difundir y fortalecer programas de educación sexual en Venezuela y, a su vez, concebir anticonceptivos orales eficaces y económicos como una manera de controlar las fuertes cifras de embarazo en los adolescentes de nuestro país.
Anticonceptivos orales nacionales con respaldado científico En el marco del Congreso de la SOGV celebrado en Caracas, la Dra. María de las Nieves Fernández, Director Médico y responsable de la Sección de Farmacovigilancia del Laboratorio León Farma de España, propuso, tomando en cuenta las cifras de alarma referidas, el uso de anticonceptivos desarrollados con moléculas modernas como la Drospirenona asociada a bajas dosis de Etinilestradiol, que han demostrado un alto nivel de eficacia, además de ser más accesibles.
“Son moléculas que además cuentan con estudios de bioequivalencia realizados en España, es decir, pruebas que garantizan que el nuevo fármaco, denominado medicamento intercambiable, tiene el mismo perfil de eficacia, calidad y seguridad que el medicamento innovador”, comentó la Dra. Fernández, quien afirmó que en Venezuela ya existe un anticonceptivo oral de este tipo que, además de ser más económico, es el único que cuenta con los estudios de bioequivalencia, y es comercializado en el país por Letifem.
Mitos y realidades de los métodos anticonceptivos Para finalizar, la Dra. Jenny Álvarez recuerda que lo mejor para controlar el crecimiento de casos de embarazos en adolescentes es la prevención y la educación sexual.
“Debemos educar a nuestros hijos sobre los riesgos del embarazo no deseado, enseñarles cada uno de los métodos anticonceptivos y recordarles que la nota en la adolescencia es disfrutar de la juventud con conciencia”.
Esta premisa es la que ha motivado a Laboratorios Letifem, como parte de su línea de Responsabilidad Social Empresarial, a realizar campañas educacionales en colegios, universidades, hospitales e incluso a nivel de personal interno de empresas y la comunidad en general, a fin de transmitirles información médico científica sobre los métodos anticonceptivos y crear conciencia sobre la importancia de prevenir un embarazo no deseado.
Para llamar a la reflexión, en el contenido de las charlas Letifem destaca los mitos y realidades que existen en torno a los métodos anticonceptivos, tales como: MITO: Si tenemos relaciones sexuales no pasa nada REALIDAD: Si pasa y con mucha frecuencia.
Todos conocemos una amiga o tenemos una hermana o una prima que se embarazó en la adolescencia y tuvo que abandonar sus estudios o tuvo un aborto.
MITO: Podemos tener relaciones sexuales como los adultos
REALIDAD: Para tener relaciones sexuales como si fuéramos adultos, tenemos que usar métodos anticonceptivos como hacen los adultos.
MITO: El Método del ritmo funciona. Días antes y después de la menstruación las mujeres no quedan embarazadas.
REALIDAD: Es imposible predecir el período fértil en mujeres que no son exactamente regulares (inclusive para los especialistas en fertilidad).
Además un estudio mostró que hay mujeres que pueden ovular dos días diferentes en un ciclo. Los espermatozoides pueden durar hasta 5 días vivos dentro del cuerpo de una mujer.
MITO: Sin penetración no puede haber embarazo.
REALIDAD: Si puede pasar. Si el lubricante masculino o el semen (aunque queden fuera de la vagina) entran en contacto con el lubricante femenino se establece un puente de comunicación que permite a los espermatozoides nadar hasta el sitio de la fecundación.
MITO: Sin eyaculación no puede haber embarazo.
REALIDAD: Si puede pasar. Mucho antes del momento de la eyaculación, el pene produce una sustancia pegajosa que es un lubricante que puede contener espermatozoides
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